sábado, 20 de julio de 2013

FANFIC COREANO: SUEÑO INALCANZABLE XIII.

Nuevo capítulo de “Sueño inalcanzable”. Espero que os guste. ¡Saludos!

CAPÍTULO 13
“ –Bien comencemos. Tomen posiciones. ¿Están listos? Tres, dos, uno… ¡acción!
El encargado de cámara comenzó a grabar la escena. Los miembros de INFINITE desempeñaron sus papeles conforme el guion lo indicaba, por lo que la filmación fue todo un éxito. Aproximadamente les tomó dos horas rodarla cuando los integrantes del grupo pudieron hacer un breve descanso. Cada uno de ellos se fue acomodando en una de las sillas que el staff del anuncio les había proveído alrededor de una amplia mesa de color roble, en la que habían depositado todas sus pertenencias  mientras habían estado ocupados rodando el anuncio. El líder y Woohyun cogieron sus teléfonos móviles; Sungyeol, Sungjong y Myungsol se dedicaron a conversar sobre  las conferencias a las que debían acudir la próxima semana; y finalmente Hoya y Dongwoo se mantuvieron quietos observando a los demás. Los jóvenes estaban exhaustos. Había sido una semana muy ajetreada en la que apenas habían tenido tiempo para tomar un respiro. El manager se acercó a ellos llevando consigo varios refrescos. Entregó uno a cada integrante y se sentó junto Woohyun.
-  ¿Ha sucedido algo? – preguntó Eun Sok con preocupación. Woohyun alzó la mirada y miró a su manager con un gesto de indiferencia, seguidamente apartó la vista y se concentró de nuevo en su móvil. Había advertido la perspicacia de su manager, quien sospechaba que él y Dongwoo habían peleado, así que tomó la decisión de evitar el tema y fingió no saber nada al respecto.
- Hyung, te has dejado la cartera.- Dongwoo, quien se encontraba al otro lado de la enorme mesa, recogió el billetero de su manager con el fin de entregárselo a éste. Mientras sostenía el pequeño objeto en su mano derecha, algo fino y pequeño se deslizó desde el interior y cayó al suelo planeando como si de un avión se tratara. El joven se agachó y agarró la fotografía. Pasaron unos breves segundos y Dongwoo seguía observando la pequeña imagen con expectación e inquietud. Sus ojos se movían rápidamente de un lado al otro de la foto como si intentara descifrar algún tipo de código oculto. Repentinamente sus rasgos faciales se tensaron y se le hizo un nudo en la garganta. Tragó saliva con dificultad y se dirigió hacia la silla de Eun Sok con expresión seria y desafiante. Frenó en seco y miró a los ojos a Eun Sok. De esta manera, el ambiente se transformó en un campo de minas, cualquier movimiento erróneo, cualquier comentario inapropiado podría desencadenar una batalla definitiva. Todos los presentes guardaron silencio. Nadie comprendía aquel cambio drástico de comportamiento en Dongwoo. Woohyun, el más próximo a Eun Sok, cogió la cartera que tenía Dongwoo en la mano y la abrió. El objeto reveló algo que provocó asombro en el joven.
- Hyung… ¿esto qué es?- formuló el joven mientras miraba de soslayo a Eun Sok.
- Mi nuevo huésped. Aquella chica que vino de intercambio hace unas semanas. Juro que os lo conté, ¿no recordáis?- nada más pronunciar esas palabras, todos los integrantes del grupo se agolparon apresuradamente alrededor de él para ver a la joven.
- Así que esta es la chica que te tiene encandilado…- musitó Sungyeol. Su comentario generó risitas entre los componentes del grupo, salvo en Woohyun y Dongwoo que permanecían absortos y afligidos. Todos aquellos murmullos y cuchicheos  hicieron enrojecer a Eun Sok, que intentaba negar lo contrario. Tras una breve pausa, Hoya, uno de los raperos y también el mejor bailarín de la banda, se quedó en ademán reflexivo analizando la imagen detalle a detalle. Intercambió miradas con Sungyeol y llegó a la siguiente conclusión:
- Presiento que ya he visto a esta chica en algún sitio…- todos se giraron extrañados hacia él. Seguidamente Sungyeol asintió con la cabeza a favor de Hoya.- Su cara se me hace familiar… pero no consigo recordar dónde pude haberla visto…
- Posiblemente en el concierto de la semana pasada.- Eun Sok volvió a introducir la imagen en uno de los compartimentos del billetero, pero esta vez se aseguró de que no volviese a caer del interior, pues temía perder el único recuerdo preciado que tenía hasta el momento junto a Helena.- Fue a acompañar  a una amiga. Tal vez la visteis en la sala de autógrafos.
- No estoy seguro. No vimos a muchas extranjeras ese día… - espetó Hoya sin apartar la mirada de la imagen.
- ¡Oh, yo sé quién es! – Intervino Sungjong con voz efusiva al mismo tiempo que señalaba la foto de la joven con el dedo índice.-  Ella, ella, ella… ¡ella besó a Woohyun! Aquello causó gran impacto… ¿no os acordáis?

Automáticamente, Sunggyu golpeó a Sungjong en el hombro y le mandó guardar silencio. Sungjong se mordió el labio inferior avergonzado por lo que acaba de hacer y después miró de reojo a Eun Sok esperando una reacción de asombro. Sin embargo, la respuesta de Eun Sok fue totalmente contraria. Su semblante se mostró más relajado de lo habitual e incluso exhibió una leve sonrisa que desconcertó a todos los chicos de INFINITE, fundamentalmente a Dongwoo. ¿Aquello marcaba el inicio de un futuro enfrentamiento?”
[…]
Abrí con dificultad los ojos; apoyé mis dedos en la sien y acto seguido masajeé mi cabeza lentamente. Fruncí el ceño… ¿cómo es posible que me duela de esta manera la cabeza? ¿Tal vez sean migrañas? Debería acudir a un especialista, no sé. Me incorporé y contemplé a través de la ventana la penetrante luz solar que inundaba la habitación. De repente, noté un frío extremo alrededor de mí. Mi cuerpo se había paralizado de tal forma que me era casi imposible mover mis rasgos faciales adecuadamente. En aquel momento, deduje que todo aquello era a causa del sobreesfuerzo al que había estado sometido mi organismo la última semana, en la cual había dedicado todo mi tiempo a estudiar coreano. Tenía que salir al exterior y desconectar un rato, por lo que decidí llamar a Kang Sang Ra con el objetivo de escapar de aquellas cuatro paredes que se habían convertido en mi prisión particular durante la última semana. Terminada la llamada, bajé al piso inferior.       Omma se encontraba en la cocina preparando el desayuno, el señor Choi estaba en el salón leyendo el periódico al mismo tiempo que degustaba el café recién hecho que tomaba todas las mañanas y Eun Sok… ¿Eun Sok dónde estaba? Lo busqué desesperadamente con la mirada, pero no había rastro de él. A continuación, fijé la vista en el reloj del salón: las 9:30. Qué extraño…
- ¿Ocurre algo, Helena?- preguntó Omma alarmada. Tras ello, dirigió su mirada hacia el reloj, del cual, yo, no había apartado la vista todavía. Hizo un gesto de confusión y se aproximó hasta mí. Me agarró suavemente la mano y la acarició. Acto seguido, se sitúo en frente de mí y empezó a examinarme detenidamente.- No tienes buena cara. ¿Has dormido bien? ¿Quieres que llame al doctor para que te revise?
Negué con la cabeza afirmando mi buen estado de salud.
Tras terminar el suculento desayuno con el que nos deleitó la señora Choi a su esposo y a mí, me dirigí a la habitación para cambiarme de ropa. Abrí el armario y seleccioné una camisa de rayas blancas y azul marino que combinaba con los pantalones de cintura alta que había llevado, pero que no había tenido la oportunidad de vestir hasta aquel día. Más tarde, fui al cuarto de baño, en el cual por medio de una plancha ondulé todo mi cabello y asimismo me maquillé con la ayuda de un eyeliner y un pintalabios color rosa pálido. Me observé en el espejo y concluí que debía vestir así más a menudo. Después de haber terminado, bajé a la primera planta; me despedí de los señores Choi y salí al exterior literalmente corriendo. Llegué a la parada del bus y subí al primero que pasó por allí.
Transcurrieron veinte minutos cuando el vehículo frenó en la parada que Kang Sang Ra debía estar esperándome. Sin embargo, ella no estaba allí. Le envié un whatsapp, pero no hubo ninguna respuesta por su parte. Me cuestioné a mí misma qué podría haber sucedido con ella para que aún no estuviera allí, pero mi mente permaneció en blanco y renuncié a pensar en ello. Preferí sentarme en uno de los bancos cercanos a la parada del autobús y aguardar pacientemente a su llegada. Diez minutos, veinte minutos, media hora… Antes de desistir por completo, intenté una vez más contactar con ella. Marqué su número de teléfono y al segundo me saltó el contestador. Mi inminente enfado se tornó en angustia y desesperación… ¿y si realmente había ocurrido algo grave? ¿un accidente? Respiré hondo y mantuve la calma. Revisé mi lista de contactos y pulsé el número que pertenecía a sus padres. Al momento escuché una voz aterciopelada al otro lado de la línea. Era su madre. Con tono sosegado me informó que Kang Sang Ra no podía venir y a continuación se disculpó muy apesadumbrada. Al rato de terminar la llamada, comencé a barajar la posibilidad de regresar a casa. Kang Sang Ra no iba a venir y yo no conocía muy bien el centro de la ciudad como para aventurarme sola y perderme en una de aquellas estrepitosas calles. Mi cerebro dictaminó que lo más sensato era coger el autobús y evitar futuros arrepentimientos. No obstante, mi corazón impulsivo guio mis movimientos adentrándome así entre la multitud y encerrándome en ella hacia un rumbo desconocido e irreversible para mí...
- Oye, niña problemática, ¿cuándo vas a despertarte? No sé qué voy a hacer contigo. Me traes tantos problemas…
Aquel timbre de voz  con ese matiz de preocupación me producía una descomunal felicidad y tranquilidad. Era una voz que me resultaba familiar y a la que, de alguna manera, echaba en falta en mi vida. Deseaba cumplir su petición y complacerle, pero me turbaba el riesgo de que todo aquello fuera fruto de un sueño; de algo creado por mi propio subconsciente. Entonces, la voz se desvaneció y sentí unos pequeños golpecitos en mi hombro derecho. Era hora de regresar al mundo real…
- Por fin… despiertas, pequeña dormilona. Estaba asustado. Si te hubiese pasado algo grave, no habría sabido qué hacer… ¿cómo se te ocurre salir sola en este estado a la calle? ¿Acaso no valoras tu vida? ¿Y si no llego a encontrarte… qué hubiera sido de ti?- aquel sujeto me abrazó cálidamente. Froté mis ojos para averiguar quién era y acto seguido lo contemplé conmocionada. Para confirmar que todo era tangible y no una simple ilusión, acaricié su cara suavemente.
- Dongwoo… ¿esto es real, verdad?
- ¿Lo dudas? Permíteme enseñarte lo real que es.- se precipitó sobre mí y me besó levemente el labio inferior.- ¿Lo sentiste?
- Claro que lo sentí.- me sonrojé. Era nuestro segundo beso y, al contrario que el anterior, este estuvo cargado de sinceridad y sentimiento.- Pero… ¿qué hago aquí? ¿Cómo me encontraste?
- El destino quiso que sucediese así. Ni yo mismo comprendo cómo fue posible que coincidiésemos nuevamente, pero me alegro de que haya sido así.- mostró una enternecedora sonrisa y me rodeó con sus brazos estrechando su cuerpo junto al mío.
- No… esto no está bien. Tú estás prometido…- lo aparté con las manos de mi lado y bajé de la cama en la que había estado descansando a causa del colapso que había sufrido. Sin embargo, él se aproximó hasta donde yo me hallaba y agarró violentamente mi brazo impidiendo que escapase.  
- Eso ha sido una artimaña de mis padres. Concertaron el matrimonio sin mi consentimiento, pero yo no siento nada por  Lee Ji Ah. Créeme…
- Aunque eso sea cierto, debes seguir el plan que tus padres diseñaron para tu futuro. Ellos buscan lo que mayor beneficio te traiga para que seas feliz. Además, enredarte con una chica como yo supondrá una gran polémica en los medios de comunicación y afectará a tu carrera artística. Lo mejor será detenerlo antes de que se nos vaya de las manos…- fruncí el ceño y me mordí el labio inferior.
No podía imaginar un futuro sin Dongwoo. Desde que lo conocí en aquel taxi, toda mi vida empezó a girar en torno a él. Mis pensamientos, e incluso mis decisiones, estaban influenciados por su existencia. Todo ello dependía de Dongwoo. Si él desapareciese, mi mundo se vendría abajo en cuestión de segundos. A pesar del dolor que conllevaría echarlo de mi corazón, era la decisión correcta que favorecía a ambas partes, en especial a él, a quien le esperaba un futuro prometedor junto a Lee Ji Ah. Yo sólo obstaculizaría esa felicidad. Mientras reflexionada sobre este tema tan delicado y desgarrador para mí, Dongwoo clavó sus profundos ojos en los míos. Daba la impresión de que tenía algo importante que decir. Como tardaba tanto en soltarlo, decidí romper yo misma el hielo.
- ¿Ocurre algo? ¿Qué quieres contarme que te mantiene tan pensativo?
- Eun Sok.- hizo una breve pausa para tomar una bocanada de aire y continuó.- ¿Por qué no me lo dijiste antes?
- Porque estaba aterrorizada. Estaba asustada. Descubrir que el hombre con el que estás viviendo es el manager de INFINITE y , además, que está interesado en ti fue algo que me impactó demasiado…
- Y ahora que conoces sus sentimientos… ¿lo aceptarás?- susurró inquieto y con gran intriga a la vez que se rascaba la cabeza y me miraba de soslayo.
- Y si así fuera… si decidiese darle una oportunidad… ¿abandonarías la idea de estar juntos?
- No.- confesó sin atisbo de duda.- No me daré por vencido. Ahora que conozco mis verdaderos sentimientos, no te dejaré marchar fácilmente.
- Eso ahora mismo da igual. Sólo debes centrarte en Lee Ji Ah…
- Lee Ji Ah, Lee Ji Ah. Helena, déjalo ya. Olvídate del resto del mundo. Pensemos en nosotros mismos por un momento y seamos sinceros. ¿Me amas?
- ¿Por qué eres tan directo?- me oculté la cara con las manos. Era incapaz de fijar la vista en él nuevamente. Estaba muy avergonzada debido a su pregunta.
- Contesta. Sí o no.
- No creo que sea buena idea…- inquirí con voz apagada sin permitir que Dongwoo se percatase de mis ojos llorosos.
- Si vas a rechazarme, al menos mírame a la cara.- tomó mis manos dejando al descubierto mi rostro. No pude contenerme más y empecé a sollozar.- ¡Eh, tranquila! No llores. No hace falta que digas nada más.
Me cogió de la cintura y me aproximó hasta él. Acto seguido, acarició mis pequeños labios y los besó. Ya no había vuelta atrás. Habíamos tomado la decisión de permanecer juntos. Enfrentaríamos cualquier obstáculo, cualquier inconveniente, cualquier comentario con el fin de mantener a flote nuestra relación. Nuestro deseo desataría el comienzo de una larga pesadilla repleta de dolor y tristeza.
- No quiero que te vayas. Quédate conmigo esta noche…


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