Hola. Últimamente me he viciado a los Fanfictions y
me han entrado ganas de hacer uno. Además llevo varios días soñando con
asiáticos y eso también me ha ayudado de alguna manera en querer crearlo. Es un
poco cutre y está un poco mal organizado y redactado, pero espero ir
mejorándolo cada mes. Hoy os presentó el primer capítulo de esta pequeña
historia de amor. Espero que sea de vuestro agrado. Un saludito.
CAPÍTULO 1.
Julio. Temporada de vacaciones. Como era habitual
Helena, una chica española de dieciocho años, cuyo mayor deseo era viajar a
Corea del Sur, aprovechaba las vacaciones al máximo para divertirse quedando
con sus amigos. Se me olvidaba decir que esa chica soy yo. Y ahora mismo os voy
a contar todo lo que me sucedió aquel intenso verano. Hacía dos años que estaba
con mi novio, Miguel, la relación iba por buen camino aunque últimamente
empezaba a surgir cierto distanciamiento entre nosotros. No podíamos quedar
mucho porque Miguel tenía que ayudar a su familia y yo estaba asistiendo a
clases de coreano debido a que durante el mes de Agosto iba a viajar a Corea en
un intercambio para mejorar el idioma. A causa de estas razones, cada día
perdía más el interés por mi pareja, así que tras darle muchas vueltas tomé la
decisión de terminar con nuestra relación. Llamé a Miguel y le pedí que
quedáramos para hablar. Habíamos quedado en el lugar donde me pidió salir. Él
no se imaginaba nada de lo que le iba a decir ese día tan importante.
. Hola, cariño. ¡Cuánto tiempo!- Miguel se acercó a
mí para besarme.
.Hola… -
respondí yo rechazando su beso y apartándole con las manos de mí-.
Tenemos que hablar… creo que deberíamos dejar de vernos durante un tiempo. No
estoy muy segura de que esto vaya a funcionar y de que nuestra relación tenga
futuro. Además me han estado llegando rumores de que te estás viendo con otra
chica.
-¿ Por qué me estás diciendo esto? Además…¿ quién
te ha dicho eso de que estoy con otra chica? Venga, Helena… después de tanto
tiempo juntos. ¿Vas a tirarlo todo por la borda y ya?- gritaba histéricamente
Miguel mientras sacudía violentamente mi cuerpo.
- ¡Para! Me estás haciendo daño… tienes que
respetar mi decisión. Además seguro que encuentras a una chica mejor que yo. Lo
siento mucho… ahora debo irme.- zanjé la conversación ahí y me largué, mientras
él se quedaba atrás paralizado y sorprendido por las palabras que le había
dicho.
En ese momento me sentía muy mal por él, pero no
quería engañarle ni engañarme a mí misma. La decisión que había tomado era lo
mejor para los dos: cada uno seguiría su camino por separado.
A partir de ese día, adopté otro tipo de
mentalidad. Dejaría los romances de lado y me centraría en los estudios. Pero a
pesar de intentarlo, todas las noches en mis sueños aparecía un famoso cantante
asiático, Dongwoo, perturbando mi plácido sueño. Sinceramente Dongwoo no era mi
coreano preferido, la verdad nunca había tenido interés en él, pero su imagen
no paraba de inundar mis largas noches. El sueño siempre era el mismo y se
repetía constantemente todas las noches: Dongwoo llegaba a mi casa para que le
hiciesen una entrevista. De repente me besaba apasionadamente y tras ello se
marchaba y no volvía a verlo jamás. Era un sueño muy sencillo, pero que ya me
atormentaba todos los días y el cual no me dejaba descansar en condiciones,
pues todas las mañana me despertaba llorando y con ojeras. A lo mejor ese sueño
guardaba algún significado… quién sabe.
Quedaba una semana para irme a Corea. Estaba muy
nerviosa: era la primera vez que viajaba a un país yo sola, sin nadie. Además
sentía miedo por si mi nivel de coreano no era lo suficiente alto. Tras darle
vueltas a la cabeza sobre esta cuestión; abrí el armario y empecé a seleccionar
la ropa que iba a llevar conmigo. Sólo iba a estar allí durante un mes, pero me
lleve la suficiente ropa como para toda una vida: literalmente me llevé todo el
armario. A los dos días fui a visitar a mis familiares para despedirme de
ellos. Todos se alegraron por mí; sabían que este viaje era el sueño que había
estado esperando durante tantos años y al fin se había cumplido. Después de
terminar nuestra cena familiar, me encaminé hacia mi casa. Allí terminé de
realizar todos los preparativos y me fui a dormir…
Llegó el día de partir a mi destino: Corea. Me
dirigí al aeropuerto acompañada por mis padres que me llevaron en coche. Nos
despedimos casi llorando. Únicamente era un mes, pero aun así me apenaba dejar
a mis padres. Subí al avión y me senté en mi asiento. Me tocó al lado de una
chica asiática. Posiblemente era coreana, así que intenté mantener una
conversación con ella en su idioma:
-Annyonghaseyo...- saludé un poco insegura por si
mi pronunciación no era muy buena.- ¡Ay, madre! Que pronunciación más mala
tengo…- susurraba por lo bajo en mi idioma.
-¡Hola! Tu coreano es bastante bueno.- respondió la
joven coreana en español.
- No sabía que hablabas español. Bueno… hola. Me
llamo Helena, ¿y tú?- dije bastante sorprendida.
- Mi nombre es Kang Sang Ra. Encantada de
conocerte. Y…¿ a qué se debe tu viaje a Corea?- preguntó la joven con una
sonrisa resplandeciente.
- Encantada. Pues voy de intercambio para mejorar
mi coreano que es bastante nefasto, tengo un poco de miedo por si la familia
que me ha tocado no me acepta… pero ya veré qué ocurre cuando llegue allí, ¿y
tú? ¿Cuál es la razón de tu viaje?- contesté algo apenada.
- Tengo que ir a visitar a mi familia durante unos
meses que llevo más de un año sin verlos y así también aprovecho y voy al
concierto que va a celebrar INFINITE en Seúl, un grupo muy famoso de Corea.-
confesaba Kang Sang Ra mientras acariciaba su cabello lacio y oscuro.- Dejando
a un lado la razón de mi “excursión”, creo que la familia con la que convivas
te aceptará, eres bastante simpática y eso es lo que gusta allí, por lo que no
te preocupes y disfruta esta oportunidad para divertirte y conocer nuevos
lugares.- me animaba mientras mostraba sus dientes blanquecinos y perfectos.
Estuvimos charlando durante un buen rato. Llegada
la noche me recosté en mi asiento y me sumergí en un profundo sueño hasta que
otra vez apareció esa persona para martirizarme. Kang Sang Ra me despertó
preocupada por si me pasaba algo, ya que otra vez yo había empezado a llorar y
a suplicar a ese chico que no me dejara. Tras conseguir despertarme empezó a
preguntarme qué me había sucedido; yo la aseguré que nada serio que sólo había
sido una pesadilla sin importancia, así que dejamos de hablar del tema y nos
volvimos a dormir.
Finalmente el trayecto terminó. Y bajamos del
avión, donde nos tuvimos que despedir y separarnos. Me dio bastante pena, ya
que era la única chica con la que había hablado y podía considerar mi “amiga”.
Pero antes de marcharse, le pedí su número para poder seguir en contacto y
preguntarla cualquier duda que me surgiera o simplemente para un día quedar con
ella y tomar algo. Ella accedió encantada a dármelo y a continuación nos dimos
un abrazo y nos separamos cada una rumbo a su camino.
Empecé a pasear por los pasillos del aeropuerto sin
saber hacia qué dirección ir. Al verme tan perdida, pregunté a un hombre de
seguridad que estaba por allí de paso. Me mostró el camino y me apresuré
rápidamente para no hacer esperar más a mis nuevos familiares. Cuando llegué
ellos ya estaban allí con un cartel, dándome la bienvenida. Eso hizo que me
alegrara muchísimo.
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