miércoles, 11 de julio de 2012

REFLEXIONES DE UNA LOCA I.


Mmm… la verdad es que no sé por qué estoy haciendo esto. Posiblemente sea para desahogarme o directamente porque hoy no estoy de humor para hablar con nadie. Puede que todo lo que escriba sea muy paranoico, pero necesito dejarlo reflejado para poder analizarlo en condiciones y llegar a una solución. Bueno comencemos.
Todo ocurrió hace varios meses. Exactamente en Octubre. Como siempre volvía de clases, hacía los deberes y me metía un rato al Tuenti para chatear. Siempre he sido una cotilla y una maruja y me sabía la vida de casi todos mis contactos, pero ellos no conocían ni mi existencia ; así que me sentía una ninja en toda regla. Un día, de repente, me apareció en novedades una chica llamada Claudia. Vi que estaba etiquetada en una foto de un chico asiático, me picó la curiosidad y me metí a ver la foto. Era un chico de unos 13 años, no muy apuesto, pero tenía cara de muy buena persona. Hacía un tiempo que deseaba tener un amigo asiático, así que me dije a mí misma: “¿Por qué no agregarle? “, y le agregué. Total la mitad de contactos que poseía en mi Tuenti no les conocía en persona, así que uno más no importaba. Ahora lo que faltaba era que me aceptara la petición, tenía dudas de que quisiera ser mi amigo, pero me llevé una sorpresa. ¡Me agregó!. Si estaba yo muy eufórica y feliz, un asiático quería ser mi amigo o por lo menos tenerme entre sus contactos. Al principio, no hubo ningún tipo de contacto entre nosotros. Pero otra vez gracias al apartado de novedades, me apareció él. Y ese día, me decidí a mantener una conversación con él. Le mandé un mensaje privado saludándole, él me contestó y empezamos a hablar de que queríamos que llegase ya la Japan Weekend, un evento que se celebraba cada tres meses aproximadamente, al cual asistían personas que les gustaban el manga y el anime o también llamados “otakus” , donde compartían sus gustos, compraban objetos sobre las series  japonesas y conocían a nuevos amigos. Bueno nuestra conversación se centró en eso, pero al poco tiempo se quedó parada y olvidada, así que no continúe hablando con él. Hasta que un día, sorprendentemente, me llegó un privado. Cuando lo abrí me di cuenta de que era él. Varios días estuvimos chateando a través de mensajes privados. No obstante, me di cuenta de que tardaba mucho en contestarme, así que opté por meterme en el chat y así poder conversar más y conocernos mejor: “Con lo introvertida que soy que nunca sé de que charlar. Bueno, da igual, hay que intentarlo”. Así que dejé a un lado mi timidez y me animé. Al principio no se me ocurría nada, pero poco a poco la conversación fue fluyendo sin necesidad de que yo estuviera comiéndome la cabeza. Pasaron días, semanas… Hasta que finalmente llegó el día. Habíamos decidido conocernos en persona, así que decretamos que en la Japan Weekend, por fin nos veríamos. Fui con mis amigos hacia Madrid. En el evento nos encontramos con varias personas. Al final, el grupo se fue dispersando hasta que quedamos mi prima, un amigo y yo. Como no veía a Raúl, el nombre de mi amigo asiático; (perdón por no haberlo mencionado anteriormente), creí que lo mejor era mandarle un mensaje al móvil para saber dónde estaba. Al minuto, mi móvil recibió un mensaje de él, en el cual ponía que todavía no había llegado. Me senté con mis amigos a esperar, pero ya cansados de permanecer en esas sillas incómodas, nos levantamos y propusimos salir a la calle. Mientras subíamos las escaleras, vi pasar de frente a un chico con los mismos rasgos físicos que Raúl ( ya le había visto por  fotos, por lo que sabía cómo era) , pero en un principio no se me pasó por la cabeza la posibilidad de que fuese él. Me daba miedo confundirme. Pero , claro, si me había dicho de qué manera iba a ir vestido era imposible que fallara. Por lo que di media vuelta. Pero él ya no estaba. Por un momento pensé que ya no le iba a volver a ver en todo el día, pero no me rendí. Me recorrí todo el pabellón únicamente con un propósito: verle. Conseguí encontrarle, estuvimos un rato hablando, me presentó a algunos amigos suyos. Todo iba genial, hasta que tuve que irme con mis amigos a comer. Pensé que nuestro encuentro iba a terminar ahí; no obstante me percaté de su presencia varias veces, pero no quería molestarse; así que solo me quedé allí apartada con mi grupo de amigos. En esos días, él tenía una relación amorosa con una chica. Y como era normal estaba con ella en el evento. Mejor no molestar. Pasó la tarde demasiado lenta. Mis amigos y yo nos quedamos a la intemperie, ya que dentro no hacíamos nada. Inesperadamente, apareció él con un amigo. Se dirigían a algún lugar, no sé a dónde. Aparté la vista de ellos para que no se dieran cuenta de que estaba allí sentada. Pero él me vio y se acercó a mí. Aunque mi cara no lo mostrara por dentro estaba demasiado feliz. Ese chico me empezaba a interesar, el porqué no lo sé. No tenía nada en él que destacara, pero poco a poco me iba sintiendo atraída. El día llegó a su fin, nos despedimos dándonos un abrazo. Mi cuerpo se estremecía de felicidad. Nunca me había ocurrido eso con ningún chico. Bueno, bueno ya tendré otra oportunidad para verle. Esta idea me parecía muy abrumadora y desesperanzadora. Quién sabe si quería volver a verme. Además, ¿qué hago yo quedando a solas con un chico que tiene novia?. “No, no eso no se hace”: pensaba para mis adentros. Sin embargo, a través de Tuenti concretamos un día para vernos. Yo tenía que ir a la zona en la que vivía, ya que era más mayor que él. Mis padres aceptaron llevarme sin ningún tipo de pega, ni explicación. Me presenté allí y dimos una vuelta, hablando de chorradas y cosas sinsentido. Lo normal, tampoco tenemos una edad para hablar de cosas serias. El día transcurrió de una manera bastante buenas, hasta que el se precipitó sobre mí y me besó. “¿ Perdona estamos todos locos?” : mi cara era un poema, estaba sorprendida ante su reacción. A ver, por Tuenti estuvimos diciendo cosas en plan: “¿ A qué te beso?”. Pensaba que todo eso eran bromas y que no tenían ningún tipo de valor. Sin embargo, estaba demasiado cautivada y abrumada, por lo cual no le rechacé el beso. En esos momentos, me sentía eufórica y abatida. Él tiene novia y yo aquí como si nada besándole. Este tema no paraba de darme vueltas en la cabeza. Fue un día bastante extraño. Cuando llegaron mis padres me marché algo perturbada. Había vivido en un día una experiencia demasiado intensa para mí (no había sido mi primer beso, pero me pillo desprevenida, no me lo esperaba). Pensé que nuestra relación iba a cambiar debido a ello, pero nada todo seguía igual. Como si no hubiese pasado nada. Además me pidió perdón por lo ocurrido, por lo que seguimos siendo amigos como antes. A pesar de que me pidiera perdón, en mi interior iba surgiendo un sentimiento cada vez más fuerte, un poco obsesivo; pero intentaba ocultarlo. Aunque por fuera pareciese que a mí me daba igual todo, no era así soy una persona muy celosa; pero no me gusta mostrar mis sentimientos a las personas. Total, nos volvimos a reunir en una Japan. Un día bastante divertido, en el cual ocurrieron hechos que para cualquiera no hubiesen tenido relevancia, pero que , en cambio, a mí me parecían muy importantes. Raúl había puesto fin a su relación con su novia, la cual gracias a ella pude conocerle. Ella era Claudia. Las cosas se tornaban a favor mío. Tenía una oportunidad. Ya habían pasado unos seis meses desde que nos conocimos.
Al principio, le mandaba indirectas a través de Tuenti, pero el chico era un poco corto de mente ( hay que decirlo todo) y no pillaba nada. Hasta que un día, reuní todo el valor del mundo y le envié un mensaje privado, en el cual escribí: “ Would you be my boyfriend?” ( le pedí yo salir y eso que soy una chica). Más cutre no podía ser yo. Tenía tanto miedo ante su respuesta que preferí no conectarme durante unos días. Cuando no pude aguantar más la espera, accedí y abrí su mensaje… No sabía si leerlo o no. Estaba aterrada. “Bueno no pierdo nada si me rechaza, seguiremos siendo amigos y ya está”. Me consolaba con esas palabras. Finalmente, lo abrí. Mi cara cambió de expresión. ¡ Había aceptado!. Mi cara irradiaba felicidad. ¡Un momento! Yo nunca había tenido novio. Cómo debería tratarle, cuando le vea le doy un beso. Mis pensamientos se veían inundados por estas preguntas. Vamos a optar por lo que se dice siempre: ser yo misma. Un hormigueo me recorría todo el cuerpo. Así comenzó nuestro “romance”. El tiempo pasaba y parecía que las cosas iban por buen camino. Pero dentro de mí, poco a poco, iba naciendo un sentimiento de angustia; que lo único que buscaba era poner fin a todo. Surgían las dudas, los celos; poco a poco aunque nuestros cuerpos estuviesen juntos, nuestras mentes se iban distanciando. No quiero dejarle porque sé que le quiero, no sé de qué manera. Tengo miedo de qué me odie, pero debo enfrentarle. Y todo esto es lo que llevo pensando hasta hoy, creo que debo de poner ya las cosas en su sitio porque lo único que voy a provocar es dolor tanto en él como en mí. Si terminó todo lo que tenemos puedo arrepentirme, pero soy tan egoísta que únicamente busco el bien para mí. Por culpa de mis dudas y de mi poca confianza en mí misma voy a hacer daño a alguien muy importante. Puede que a él no le importe y que más tarde nuestra amistad siga, pero yo quiero hacer las cosas bien y evitar disgustos innecesarios. Llevo bastante tiempo  cuestionándome qué hacer. No estoy mal a su lado, pero hay algo dentro de mí que no quiere estar con él. Pero cuando estamos juntos, me siento bien… Qué difícil es tomar decisiones y yo pensaba que las cosas tenían una solución más fácil, pero veo que estoy muy equivocada y que no sé absolutamente de cómo es la vida y las personas que me rodean. Pero poco a poco me estoy adentrando entre la multitud y me voy dando cuenta de la cantidad de hipocresía que existe en el mundo. La gente ya únicamente se mueve por interés, no obstante, yo no puedo hacer nada para cambiarlo tan solo adaptarme a lo que hay. Y eso es lo que haré cambiar mi mentalidad. En resumen, soy una persona que le da muchas vueltas a las cosas y tendría que dejar de ser así, porque sé que al final la única que se martiriza soy yo, ya que a los demás les da igual todo. Ya veremos qué ocurre...  porque el amor lo puede todo (esto ha quedado un poco cursi)...


Bueno ya he terminado de contar una de mis principales penurias. He escrito todo sobre la marcha, así que no he seguido ningún tipo de orden. Me ha quedado una chapuza, pero bueno he conseguido lo que quería: desahogarme.

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