Mmm… la verdad es que no sé por qué estoy haciendo
esto. Posiblemente sea para desahogarme o directamente porque hoy no estoy de
humor para hablar con nadie. Puede que todo lo que escriba sea muy paranoico,
pero necesito dejarlo reflejado para poder analizarlo en condiciones y llegar a
una solución. Bueno comencemos.
Todo ocurrió hace varios meses.
Exactamente en Octubre. Como siempre volvía de clases, hacía los deberes y me
metía un rato al Tuenti para chatear. Siempre he sido una cotilla y una maruja
y me sabía la vida de casi todos mis contactos, pero ellos no conocían ni mi
existencia ; así que me sentía una ninja en toda regla. Un día, de repente, me
apareció en novedades una chica llamada Claudia. Vi que estaba etiquetada en
una foto de un chico asiático, me picó la curiosidad y me metí a ver la foto.
Era un chico de unos 13 años, no muy apuesto, pero tenía cara de muy buena
persona. Hacía un tiempo que deseaba tener un amigo asiático, así que me dije a
mí misma: “¿Por qué no agregarle? “, y le agregué. Total la mitad de contactos
que poseía en mi Tuenti no les conocía en persona, así que uno más no
importaba. Ahora lo que faltaba era que me aceptara la petición, tenía dudas de
que quisiera ser mi amigo, pero me llevé una sorpresa. ¡Me agregó!. Si estaba
yo muy eufórica y feliz, un asiático quería ser mi amigo o por lo menos tenerme
entre sus contactos. Al principio, no hubo ningún tipo de contacto entre
nosotros. Pero otra vez gracias al apartado de novedades, me apareció él. Y ese
día, me decidí a mantener una conversación con él. Le mandé un mensaje privado
saludándole, él me contestó y empezamos a hablar de que queríamos que llegase
ya la Japan Weekend, un evento que se celebraba cada tres meses aproximadamente,
al cual asistían personas que les gustaban el manga y el anime o también
llamados “otakus” , donde compartían sus gustos, compraban objetos sobre las
series japonesas y conocían a nuevos
amigos. Bueno nuestra conversación se centró en eso, pero al poco tiempo se
quedó parada y olvidada, así que no continúe hablando con él. Hasta que un día,
sorprendentemente, me llegó un privado. Cuando lo abrí me di cuenta de que era
él. Varios días estuvimos chateando a través de mensajes privados. No obstante,
me di cuenta de que tardaba mucho en contestarme, así que opté por meterme en
el chat y así poder conversar más y conocernos mejor: “Con lo introvertida que
soy que nunca sé de que charlar. Bueno, da igual, hay que intentarlo”. Así que
dejé a un lado mi timidez y me animé. Al principio no se me ocurría nada, pero
poco a poco la conversación fue fluyendo sin necesidad de que yo estuviera
comiéndome la cabeza. Pasaron días, semanas… Hasta que finalmente llegó el día.
Habíamos decidido conocernos en persona, así que decretamos que en la Japan
Weekend, por fin nos veríamos. Fui con mis amigos hacia Madrid. En el evento
nos encontramos con varias personas. Al final, el grupo se fue dispersando
hasta que quedamos mi prima, un amigo y yo. Como no veía a Raúl, el nombre de
mi amigo asiático; (perdón por no haberlo mencionado anteriormente), creí que
lo mejor era mandarle un mensaje al móvil para saber dónde estaba. Al minuto,
mi móvil recibió un mensaje de él, en el cual ponía que todavía no había
llegado. Me senté con mis amigos a esperar, pero ya cansados de permanecer en
esas sillas incómodas, nos levantamos y propusimos salir a la calle. Mientras
subíamos las escaleras, vi pasar de frente a un chico con los mismos rasgos
físicos que Raúl ( ya le había visto por
fotos, por lo que sabía cómo era) , pero en un principio no se me pasó
por la cabeza la posibilidad de que fuese él. Me daba miedo confundirme. Pero ,
claro, si me había dicho de qué manera iba a ir vestido era imposible que
fallara. Por lo que di media vuelta. Pero él ya no estaba. Por un momento pensé
que ya no le iba a volver a ver en todo el día, pero no me rendí. Me recorrí
todo el pabellón únicamente con un propósito: verle. Conseguí encontrarle,
estuvimos un rato hablando, me presentó a algunos amigos suyos. Todo iba
genial, hasta que tuve que irme con mis amigos a comer. Pensé que nuestro
encuentro iba a terminar ahí; no obstante me percaté de su presencia varias
veces, pero no quería molestarse; así que solo me quedé allí apartada con mi
grupo de amigos. En esos días, él tenía una relación amorosa con una chica. Y
como era normal estaba con ella en el evento. Mejor no molestar. Pasó la tarde
demasiado lenta. Mis amigos y yo nos quedamos a la intemperie, ya que dentro no
hacíamos nada. Inesperadamente, apareció él con un amigo. Se dirigían a algún
lugar, no sé a dónde. Aparté la vista de ellos para que no se dieran cuenta de
que estaba allí sentada. Pero él me vio y se acercó a mí. Aunque mi cara no lo
mostrara por dentro estaba demasiado feliz. Ese chico me empezaba a interesar,
el porqué no lo sé. No tenía nada en él que destacara, pero poco a poco me iba
sintiendo atraída. El día llegó a su fin, nos despedimos dándonos un abrazo. Mi
cuerpo se estremecía de felicidad. Nunca me había ocurrido eso con ningún
chico. Bueno, bueno ya tendré otra oportunidad para verle. Esta idea me parecía
muy abrumadora y desesperanzadora. Quién sabe si quería volver a verme. Además,
¿qué hago yo quedando a solas con un chico que tiene novia?. “No, no eso no se
hace”: pensaba para mis adentros. Sin embargo, a través de Tuenti concretamos
un día para vernos. Yo tenía que ir a la zona en la que vivía, ya que era más
mayor que él. Mis padres aceptaron llevarme sin ningún tipo de pega, ni
explicación. Me presenté allí y dimos una vuelta, hablando de chorradas y cosas
sinsentido. Lo normal, tampoco tenemos una edad para hablar de cosas serias. El
día transcurrió de una manera bastante buenas, hasta que el se precipitó sobre
mí y me besó. “¿ Perdona estamos todos locos?” : mi cara era un poema, estaba
sorprendida ante su reacción. A ver, por Tuenti estuvimos diciendo cosas en
plan: “¿ A qué te beso?”. Pensaba que todo eso eran bromas y que no tenían
ningún tipo de valor. Sin embargo, estaba demasiado cautivada y abrumada, por
lo cual no le rechacé el beso. En esos momentos, me sentía eufórica y abatida.
Él tiene novia y yo aquí como si nada besándole. Este tema no paraba de darme
vueltas en la cabeza. Fue un día bastante extraño. Cuando llegaron mis padres
me marché algo perturbada. Había vivido en un día una experiencia demasiado
intensa para mí (no había sido mi primer beso, pero me pillo desprevenida, no
me lo esperaba). Pensé que nuestra relación iba a cambiar debido a ello, pero
nada todo seguía igual. Como si no hubiese pasado nada. Además me pidió perdón
por lo ocurrido, por lo que seguimos siendo amigos como antes. A pesar de que
me pidiera perdón, en mi interior iba surgiendo un sentimiento cada vez más
fuerte, un poco obsesivo; pero intentaba ocultarlo. Aunque por fuera pareciese
que a mí me daba igual todo, no era así soy una persona muy celosa; pero no me
gusta mostrar mis sentimientos a las personas. Total, nos volvimos a reunir en
una Japan. Un día bastante divertido, en el cual ocurrieron hechos que para
cualquiera no hubiesen tenido relevancia, pero que , en cambio, a mí me
parecían muy importantes. Raúl había puesto fin a su relación con su novia, la
cual gracias a ella pude conocerle. Ella era Claudia. Las cosas se tornaban a
favor mío. Tenía una oportunidad. Ya habían pasado unos seis meses desde que
nos conocimos.
Al principio, le mandaba indirectas a
través de Tuenti, pero el chico era un poco corto de mente ( hay que decirlo
todo) y no pillaba nada. Hasta que un día, reuní todo el valor del mundo y le
envié un mensaje privado, en el cual escribí: “ Would you be my boyfriend?” (
le pedí yo salir y eso que soy una chica). Más cutre no podía ser yo. Tenía
tanto miedo ante su respuesta que preferí no conectarme durante unos días.
Cuando no pude aguantar más la espera, accedí y abrí su mensaje… No sabía si
leerlo o no. Estaba aterrada. “Bueno no pierdo nada si me rechaza, seguiremos
siendo amigos y ya está”. Me consolaba con esas palabras. Finalmente, lo abrí.
Mi cara cambió de expresión. ¡ Había aceptado!. Mi cara irradiaba felicidad.
¡Un momento! Yo nunca había tenido novio. Cómo debería tratarle, cuando le vea
le doy un beso. Mis pensamientos se veían inundados por estas preguntas. Vamos
a optar por lo que se dice siempre: ser yo misma. Un hormigueo me recorría todo
el cuerpo. Así comenzó nuestro “romance”. El tiempo pasaba y parecía que las
cosas iban por buen camino. Pero dentro de mí, poco a poco, iba naciendo un
sentimiento de angustia; que lo único que buscaba era poner fin a todo. Surgían
las dudas, los celos; poco a poco aunque nuestros cuerpos estuviesen juntos,
nuestras mentes se iban distanciando. No quiero dejarle porque sé que le
quiero, no sé de qué manera. Tengo miedo de qué me odie, pero debo enfrentarle.
Y todo esto es lo que llevo pensando hasta hoy, creo que debo de poner ya las
cosas en su sitio porque lo único que voy a provocar es dolor tanto en él como
en mí. Si terminó todo lo que tenemos puedo arrepentirme, pero soy tan egoísta
que únicamente busco el bien para mí. Por culpa de mis dudas y de mi poca
confianza en mí misma voy a hacer daño a alguien muy importante. Puede que a él
no le importe y que más tarde nuestra amistad siga, pero yo quiero hacer las
cosas bien y evitar disgustos innecesarios. Llevo bastante tiempo cuestionándome qué hacer. No estoy mal a su
lado, pero hay algo dentro de mí que no quiere estar con él. Pero cuando
estamos juntos, me siento bien… Qué difícil es tomar decisiones y yo pensaba
que las cosas tenían una solución más fácil, pero veo que estoy muy equivocada
y que no sé absolutamente de cómo es la vida y las personas que me rodean. Pero
poco a poco me estoy adentrando entre la multitud y me voy dando cuenta de la
cantidad de hipocresía que existe en el mundo. La gente ya únicamente se mueve
por interés, no obstante, yo no puedo hacer nada para cambiarlo tan solo
adaptarme a lo que hay. Y eso es lo que haré cambiar mi mentalidad. En resumen,
soy una persona que le da muchas vueltas a las cosas y tendría que dejar de ser
así, porque sé que al final la única que se martiriza soy yo, ya que a los
demás les da igual todo. Ya veremos qué ocurre... porque el amor lo puede todo (esto ha quedado un poco cursi)...
Bueno ya he terminado de contar una
de mis principales penurias. He escrito todo sobre la marcha, así que no he
seguido ningún tipo de orden. Me ha quedado una chapuza, pero bueno he
conseguido lo que quería: desahogarme.
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