Buenas noches. Aquí os traigo la novena parte de
mi fanfic coreano. En este capítulo se desvelará nueva información acerca del
personaje de Eun Sok que dará mucho juego en la historia a partir de aquí. No
digo nada más, vosotros mismos leedlo y sacad vuestras propias conclusiones.
Espero que os agrade ¡Un saludo!
CAPÍTULO 9
Todavía guardando la esperanza de volver a verlo, me
giré y me di cuenta de que no era la persona que esperaba, sino Eun Sok.
-¿Qué haces aquí? No deberías andar sola por la
calle a estas horas. – comentó Eun Sok cogiéndome de los mofletes y estrujándolos
fuertemente mientras se burlaba de mí.
- He venido a un concierto con Kang Sang Ra y como
se acaba de ir, he pensado que podría tomar algo de aire fresco… Dentro hay
demasiada gente y eso me agobia mucho… ¿y tú qué haces aquí, no se supone que
tenías que estar trabajando?- respondí cogiendo sus enormes manos para que
parase de espachurrar mis pequeñas mejillas.
- ¡Y eso es lo que estoy haciendo! Estoy buscando a
uno de los integrantes de INFINITE que ha desaparecido de la sala de autógrafos
y nadie ha dado con él.- contestó algo desconcertado al mismo tiempo que miraba
a todos lados con la ilusión de encontrar al joven.- Es Dongwoo… ¿le has visto merodeando
por esta zona por algún casual?
- Espera, espera. ¿Trabajas en el staff o algo así?
– su respuesta me había sorprendido tanto que parecía que mis ojos se iban a
salir de sus órbitas.
- Qué va. Soy el responsable de los chicos, ya
sabes su manager. – anunció con tono calmado mientras jugueteaba con uno de los
mechones color azabache de su cabello.
- ¡Cómo puedes ser su manager! Si eres demasiado
joven para ese cargo tan responsable.- afirmé extrañada. Eun Sok no aparentaba
más de veinticinco años o eso es lo que yo había estado creyendo hasta día de
hoy. La cabeza me daba vueltas ante la impresionante noticia de mi hermano de
acogida.
- ¿Cuántos años piensas que tengo? Jovencita, yo ya
no formo parte del grupo de los veinteañeros, aún así te agradezco los años que
me has quitado de encima. - dijo riéndose alegremente. Estaba muy aturdida y
los sentidos me fallaban por la revelación que me acaba de contar Eun Sok, mas
aun así intenté mantenerme firme para poder asimilar esta nueva información que
había llegado de improviso.
- Deberías regresar a casa. Toma algo de dinero y
coge un taxi, ¿vale? – Eun Sok cogió su cartera y sacó un par de billetes, los
cuales me entregó. Tras ello, se
aproximó hasta mí y posó sus gruesos labios en mi frente en señal de despedida.
Su beso fue tan cálido y acogedor que mis músculos se relajaron hasta tal punto
que casi me derrumbé en plena calle. Eun Sok se había marchado y yo tenía el dinero
que me había prestado para volver a casa, sin embargo no sabía qué hacer.
Estaba muy inquieta… Dongwoo había desaparecido y nadie sabía a dónde se había
podido marchar. Tras un momento de confusión,
determiné que lo mejor sería ir a buscarle. Por un día quería sentirme
útil para Eun Sok después de todos los quebraderos de cabeza que le había
provocado desde que había llegado al país. Me puse en marcha y empecé a inspeccionar
todos los alrededores en busca del chico repelente, mas no había rastro de él
por ningún sitio. “¿Dónde se habrá podido meter?”: pensaba al mismo tiempo que
caminaba presurosamente. Una, dos, tres
hasta cuatro calles me había recorrido de arriba abajo sin conseguir
absolutamente nada, ni una pista tan siquiera. Estaba intranquila… “¿y si le
hubiese pasado algo?”. Reduje el ritmo
de mi vertiginoso paso hasta pararme completamente. Estaba agitada e impaciente
por hallarle que rompí a llorar en medio de la avenida. Los pocos transeúntes
que se encontraban por la vía a esas horas de la noche no se inmutaron de mi penoso estado y siguieron su camino como si nada. Lamentando y llorando no iba a
conseguir dar con su paradero, por lo que me limpié las lágrimas que brotaban
de mis enormes ojos y miré al frente adoptando una mentalidad fría y
calculadora. Ahora tenía que volver al principio y buscar con más esmero, pero
no me dio tiempo a nada de esto, pues vi a mi presa a lo lejos sentada en las
escaleras de la entrada del centro comercial donde me había deleitado con aquel
maravilloso vestido verde el día de nuestra cita. Me acerqué casi corriendo
hasta él y le abracé con mucha fuerza mientras lloraba descontroladamente. Cuando
conseguí calmarme, le miré cabreada y le pegué un bofetón en la cara dejándole
colorados los cachetes.
- ¿Qué te crees que estás haciendo?- replicó
malhumorado y atónico por lo que había acabado de suceder mientras ponía una de sus manos en su mejilla en señal de dolor.
- ¿Cómo? ¿Se puede saber dónde te habías metido?
Está todo el mundo preocupado y angustiado por encontrarte…- declaré muy
enojada por lo que había hecho.
- ¿Y para qué me vienes a buscar tú? ¿Es que acaso
te lo ha pedido Woohyun o qué?- frunció
el ceño y apartó la vista centrándose en los individuos que atravesaban la
enorme acera.
- ¿Y si me lo hubiera pedido él, qué pasa? – le
contesté de mala manera. Su actitud infantil me empezaba a sacar de quicio.
- Pues no sé por qué te iba a pedir eso, si seguro
que no estaba muy preocupado por mí después del beso que le diste…- comentó Dongwoo de
mala manera mientras posaba sus dos manos en la nuca para estirarse. Por el tono de
voz que estaba utilizando se podía decir que estaba molesto por lo que
había ocurrido en la sala de autógrafos con su compañero Woohyun. Estaba
curiosa por saber la razón de su enfado hacia a mí, así que no me anduve con
rodeos.
- ¿Por qué estás tan molesto conmigo? ¿Acaso estás
celoso de Woohyun o qué? Además la única que debería estar cabreada aquí,
tendría que ser yo, después de ignorarme en presencia de tus amigos… - protesté
disgustada recordando su dejadez por mí en los camerinos.
- ¿Yo? ¿Celoso de Woohyun? Perdona que te diga,
pero no. No me interesas. Además como podrás saber hay una gran cantidad de
chicas que quieren salir conmigo más hermosas que tú. ¿Cómo se te pueden haber
pasado esas ideas por la cabeza? Sigue soñando chica porque yo contigo en la
vida. No siento ningún tipo de atracción por ti, ¿vale? – comenzó a hablar tan
deprisa que casi no entendí nada de lo que dijo.
- Pues tu cara me está indicando todo lo contrario:
estás rojo, rojo como un tomate.- afirmé riéndome de lo ruborizado que estaba
por el tema que estábamos tratando.
- ¡Mentira! No te creas que eres la primera chica a
la que he besado… - añadió repentinamente y su cara enrojeció aún más de lo que estaba.
- Tranquilo, tranquilo. Era broma. Pero aún no sé
por qué me besaste aquel día… Necesito una explicación y la quiero ahora.- el
hecho de que mencionase nuestro beso provocó que volviera a experimentar la
sensación de aquel intenso día y me puse nerviosa de repente.
- Pues… la verdad no tiene explicación alguna. Tan
solo lo hice porque quería y me apetecía, pero no hay sentimientos por medio;
así que no significó nada, ¿verdad?- declaró con voz tranquila y sosegada.
Estaba claro que él no tenía interés por mí, pero yo, en cambio, estaba dudosa
sobre mis sentimientos hacia él. “¡Pero qué estoy haciendo! ¡Lo nuestro es
imposible! ¿Para qué me habré hecho falsas ilusiones con él?”: pensaba para mis adentros.
- No, no. Fue un error que no se volverá a repetir…-
murmuré algo afligida.- Deberías volver al concierto, tu manager está muy
preocupado.
- ¿Mi manager? ¿Lo has visto? – preguntó impresionado
apoyando sus manos en mis hombros y acercándose a mí.
- Pues sí. Da la casualidad de que…
- ¿A qué es muy gruñón? Con nosotros siempre está
de mal humor, mandándonos esto, lo otro. ¡Qué estrés de hombre! – se quejaba
Dongwoo mirándome directamente a los ojos. Su mirada hacía que mi cuerpo
sufriera una especie de descargas eléctricas, así que aparté la vista de sus pequeños, pero sexys ojos castaños para poder
relajarme e intenté informarle de mi relación con Eun Sok.
- Pues, verás…
- Y además es un asaltacunas. El otro día me enteré
de que le gusta una chica extranjera que se hospeda en su casa. ¡Qué espécimen! Pero bueno... Perdona te quité el turno de palabra, ¿qué me querías decir?
- Ah, nada…
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