viernes, 7 de septiembre de 2012

FANFIC COREANO: SUEÑO INALCANZABLE VI.


 Aquí nuevamente estamos. El capítulo de hoy es mucho más corto que el resto, pero eso no quiere decir que peor. Últimamente los estoy escribiendo en el móvil porque me resulta más cómodo y ahí los tengo todos guardados. La semana que viene comienzo las clases, así que dentro de nada me tendré que despedir del blog, de las redes sociales, de Internet y de mi ordenador. Bueno dejemos las penurias aparte y demos paso al capítulo de hoy. ¡Buen día!

CAPÍTULO 6
Me besó, así de repente sin previo aviso. Mis labios rozando los suyos lentamente, provocó en mi organismo una sensación placentera y explosiva que nunca había experimentado con nadie jamás. Pero a pesar de ello; yo me tenía que hacer respetar; por lo que, me aparté rápidamente y le planté una bofetada en la cara.
-¿Tan fácil me veo o qué?- grité con los ojos llenos de lágrimas.
-No es eso… sólo que…
- No quiero saberlo, así que ahórrate tus palabras. Por favor devuélveme mi celular y hazme el favor de no volver a aparecer en frente mía jamás.- declaré mientras intentaba no parecer débil, pero aún así no logré controlar mis lágrimas, las cuales no paraban de brotar de mis enormes ojos.
Extendí mi mano y Dongwoo me entregó mi móvil sin poner ninguna pega al respecto. Después de eso, cada uno tomó su camino. Yo volví a casa y él… él a saber dónde iba. “Seguramente se ha ido en busca de una nueva presa”: me decía a mí misma y esos pensamientos que rondaban por mi cabeza hacían que me hiriera a mí misma mucho más de lo que ya estaba. Llegué a casa y subí las escaleras sin siquiera saludar a mis familiares que se encontraban sentados en la mesa de la cocina esperándome para tomar la cena. Pero no transcurrió mucho tiempo cuando sorprendentemente Eun Sok llamó a la puerta de mi cuarto. Yo me negué a abrirle: no deseaba que me viese en ese pésimo estado. Así que sólo lo ignoré. Sin embargo, él no se dio por vencido y siguió llamando a la puerta insistentemente. Al rato paró y se fue a su alcoba desde donde me envió un mensaje preguntándome por lo que me ocurría que todos estaban muy preocupados por mí. Yo le contesté diciendo que nada serio y zanjé ahí la conversación.
Al día siguiente, me desperté con los ojos rojos de haber estado llorando toda la noche anterior y con la nariz congestionada. Bajé a desayunar y allí estaban todos ellos aguardando mi llegada para bombardearme con sus preguntas.
-¿ Helena qué te ocurrió ayer? Ni siquiera bajaste a cenar. ¿Te ha pasado algo con Kang Sang Ra y su amiga?- preguntó la señora Choi muy agitada y angustiada.
- Tranquila, Omma. Es que no me encontraba muy bien y me fui a descansar un rato.- respondí titubeando y temblando mientras me echaba chocolate caliente en mi taza.
- Jovencita deberíamos ir al médico, no se te ve buena cara. Estás pálida. Eun Sok trae un termómetro.- afirmó el señor Choi muy preocupado. El señor Choi era un hombre muy tranquilo y sosegado y hoy era la primera vez que le veía reaccionar de esa forma. Eun Sok hizo caso a su padre y trajo el termómetro para tomarme la temperatura corporal. Pasados cinco minutos, el objeto marcó cuarenta grados centígrados. Mis familiares de acogida extremadamente preocupados llamaron al médico para que viniese a casa. Después de examinarme, el doctor determinó que se trataba de un catarro y me recetó unas pastillas y ,en especial, mucho descanso para recuperarme lo antes posible. Yo hice caso a todas sus peticiones y me quedé todo el día en casa durmiendo para intentar bajar la fiebre. Ese día, la señora Choi se encargó de avisar de que no podía asistir a clase a mis profesores de la academia. Y Kang Sang Ra ,avisada por mis familiares, me telefoneó para saber cómo me encontraba.
- Helena, ¿qué tal te encuentras? ¿Ya estás mejor?- preguntó mi amiga al otro lado del teléfono.
- Ah, sí. Ya estoy mucho mejor gracias a las pastillas que me recetó el doctor.- aseguré con voz fatigada.
- Me alegro. Oye una cosa quería decirte yo… tu madre me ha dicho que ayer estuviste conmigo y como bien sabrás esto no es cierto. No le he dicho nada, pero quiero saber por qué me has puesto de excusa…
- Lo siento mucho amiga. Es que ayer quedé con el chico que encontró mi móvil y para poder recuperarlo tuve que tener una cita con él y …
Tras una hora al teléfono, Kang Sang Ra llegó a la siguiente conclusión:
-¿Sabes lo qué te pasa a ti? Que te has enamorado de él. Y eso que tienes es la llamada fiebre del amor, ni catarro ni nada, para curarte tienes que quedar con él y declararte.- dijo Kang Sang Ra, quien veía demasiados dramas y vivía en otro mundo.
- Perdona, pero yo con ese chico en la vida. Es prepotente, repelente, arrogante, atrevido, vanidoso, egocéntrico, testarudo, irrespetuoso…- me sorprendió la cantidad de adjetivos negativos que pude decir en un instante.- Me voy. A Omma no la va a hacer nada de gracia que esté hasta tan tarde despierta. Buenas noches.
-Aquí huele a amor…- soltó una risita mi amiga antes de colgar.
Después de una larga conversación, me eché a la cama a dormir intentando no pensar en nada ni en nadie. A media noche, oí el sonido de mi puerta abriéndose lentamente y pasos de alguien acercándose hasta mi cama. Entreabrí mis ojos, pero estaba tan agotada que sólo pude apreciar borrosamente al individuo que se situaba en frente de mí. Esa persona que me observaba cogió mi mano y me acarició suavemente la cabeza. Se sintió realmente confortable y agradable.
-¿Eun Sok? ¿Eres tú?- mis ojos se cerraron de repente sin conocer la respuesta.
















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